!LA SÍLFIDE CENTENARIA!

Observando el olvido que se estanca en el horizonte de las hojas, sumado al delirio que abastece los comportamientos lascivos, el aire recorre las orillas de lo perdido, las partículas de arena hacen una simbiosis con el contexto para hacer parte de nuevas formas y crear nuevos idilios en los hombres. La cruz no logra impartir la moral suficiente para abolir las indulgencias decadentes, el contenido de los libros es desplazado por tecnologías inertes, la conciencia humana trasciende en la inercia, los motivos que narran nuestra historia propician la génesis irónica de hechos mucho mas casuales y a la ves cotidianos que inundan nuestra experiencia, el gravado que se posesiona de nuestro ser equivale a la estructura sociológica que representamos para el núcleo social y la intervención terrenal, escribir con todos estos antecedentes deja abierto el campo para dedicar una decena de eras, a corroborar las ineficiencias de nuestra raza. La comprensión de lo vital y lo que no tiene vida ni sentido crea mas de una dicotomía en la monotonía de la raza, somos testigos en primer grado de los resultados de los malos comportamientos, aun así muchas veces caemos bajo idolatrías mundanas y entregamos nuestra fe a ámbitos fríos y oscuros, le tememos tanto a la soledad, ya que esta está tan satanizada, incluso muchos la relacionan con la depresión y si ha de ser causa del estar solo y desperdiciar ese tiempo de búsqueda personal y estabilidad emocional en potenciar el claustro individual es el símil de la precariedad en las relaciones afectivas.
Vivir es sumamente fácil cuando entregamos todo lo que a nuestra disposición esta para facilitar las normas existenciales, compartir con el mundo y ser reciproco con el mismo no esta de más, rendir tributo a la naturaleza y a las mentes perfectas y filántropas corrobora nuestra disposición a mejorar nuestros días en la tierra. Pronto llega la necesidad de amar, de compartir todo lo que tenemos para entregar, nos encontramos por disposición de las reglas del universo con el ente que perfeccionara nuestra estancia en el conjunto planetario, la praxis queda extasiada al admirar la belleza y la perfección de un rostro y su disposición con la estética o mucho mas bello la composición en valores, emociones y hechos de esa persona, que genera miles de estímulos en su semejante y lo exhorta a realizar labores admirables por una causa amorosa.