memoERIZAME

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lunes, 14 de marzo de 2011

Una dama entre libros (micro relato)


Despierto rodeado de centenares de personas
Que se ven en las perchas de ropa
Modelando prendas de la temporada
Otros van sin llevar calcetines
Las niñas llevan globos en la mano
Los niños hacen fila para ir al cine
Algunos “intelectuales” toman café expreso en cómodas sillas de bambú
Mientras unas colegialas giñas sus frescos ojos a cuanto joven guapo ven
Y que decir de aquellos juveniles que se amontonan en una esquina
Con sus cabelleras de gelatina
Con sus peinados arquitectónicos
Simulando la electrónica
Reflejando el rock
Invocando a los hippies
O volviéndose ramitas de fresas mimadas
Como se reparten los dogmas a la juventud
Todos parecemos fantasmas
Que deseamos aparecer
Y que alguien nos reconozca
Y el mal tiene cielo de vidrio
Deja caer la luz apolillada de la luna
Mientras el aroma a libros nuevos
Me seduce a entras al país de las hojas empacadas
Donde editoriales parcas
Acaparan a los escritores
Y los colocan en perchitas con etiqueta
Y al entrar
Por ahí veo a un Borges al lado de un libro de cómo preparar espaguetis
Después veo a un Cortázar junto a un libro que relata la historia mercantilizada de unos secuestrados
Algunos libros son fríos
Otros se esconden de pupilas frívolas
De aquellos que solo entran por las revistas
Veo olores purpúreos
Es la casa de la poesía
Hay volúmenes diminutos
De todos los colores y tipografías
Tantos nombres para dar lugar a un titulo
Es como entonar cientos de tangos para decir un te quiero
Y mientras me concentro en un librito amargo
Uno de mis ojos jira
Como faro de Patagonia
En medio de una bruma de gentes
Que andan por ahí como liebres
Y es ahí cuando veo un poema
Un poema sentado
Un poema hecho migajas de piel
Un poema que es mujer
Y esta sentada
En medio de sonidos
Construyendo burbujas aterciopeladas
En un mueble que la mueve
Acompañada de manos que la mesen
Que la tienen sentadas en dos rodillas
Como una chica de cuento
Vestida de rosas y versos
Y solo la miro un ratito
Peco al volverla a mirar otro momentito
Veo su alma de vainilla
Me pregunto si sonreírle disgusta al que me asusta
Pues tiene perrito guardián
Y yo no traje mis puños para pelear
Pero como siempre no hago nada
Me retiro sin despedirla de mis ojos
Ella causa simpatía a mis antojos
Antojos para conversar
Antojos para volar
Antojos para dar un paseíto
Antojos para crear historias
Sin tener que buscarlas en libros nuevos
Sin tener que entrar al mall cuando hay prados
Divisando la ciudad
Acompañado de sanduches de salami
Con música haciendo tic tac tic tac
Mientras ella habla
Y yo me poso en su voz
Para escuchar sus lagrimas que me lavan
Me lavan volviéndome lava de tiempo
Tiempo para cubrirla
Mientras le digo buenas noches al oído…

En un bar (micro relato)


La noche de sábado
Se desbarata en lentas pero rotundas gotas de lluvia
Acelerando con sus esquirlas mojadas
A los transeúntes que no llevan paraguas
Algunos van por ahí sin temor a mojarse
Incluso dejan entrever que el aguacero satisface sus chiquilladas
Mas aun las calles de la ciudad
Van quedando vacías
Con la única presencia de guardianes atrincherados
En sus improvisadas garitas
Escuchando bolero en su radio de tres bandas
Mientras el humo de un cigarro vuela
Venciendo al agua que cae acelerada
Y ahí voy
Seco
Sereno
Divisando todo desde el asiento trasero de un taxi
Que me lleva a una importante sita
Para concretar la publicación de mi tercer libro
Lo cierto es que voy revisando
Todos los argumentos que mi mente planea
Para citarlos ante mi interlocutor
Y así dar por hecho
Que mi Novela no se vuelva una novelería para publicarla
Y en esta actividad hago tiempo
Tanto así que al pasar de unos tres parques
El automóvil que contrate
Atravesó de norte a sur la ciudad
Dejándome en el umbral del sitio acordado para el encuentro
Al entrar a aquel lugar el perro andaluz
Percibí un grato olor a canelas y vainilla
Un bajo de jazz armonizaba el sonido que las personas hacían mientras conversaban
Por mi parte fui directo a la barra
A identificarme y preguntar si el representante de la editorial ya había llegado
Negativa fue la respuesta de la extraña señorita de rayitos rojos en su cabello
Bien hice en pedir una cerveza
Para amenizar la paciencia
Mientras refrescaba la ansiedad
Pero que sensación tan extraña sentía
Se suponía que ya estaba acostumbrado a lidiar con este tipo de personas
Con aquellos que representaban los monopolios de las letras
Y que en mi opinión personal
Eran explotadores de la literatura
Pero gracias a esos oscuros seres
Había logrado ocupar un buen lugar en la región como escritor
Mis libros se vendían por si solos
Y lo único que afectaba a mis lectores
Es que solo haya publicado dos libros
Pero esa noche todo fue diferente
Incluso yo
Que como en el cambio de canción en un reproductor de música
Cambie de estados de animo súbitamente
Llegue incluso a decidir que debía marcharme
Pues era el colmo que yo
El escritor deba esperar sin ningún tipo de notificación de atraso previo
Y si
Ya me marchaba
Cuando me hice el desentendido para observar a la mujer que hacia su entrada al bar
Que puedo decir
Baja estatura
Cabello corto
Piel sonrosada
Lentes color carmesí
Llevaba bufanda
Pantalones rotos
Y unos converse blancos sin lavar
Pero que hago yo viendo esa adolescente
Acaso ya no queme ese etapa?
Ahh se me olvida que tengo 25 años
Que también soy joven
Al mismo tiempo que divagaba
Una llamada irresponsable
Me daba a conocer que ese día seria imposible la entrevista
Por cuestiones domesticas de la persona encargada
En fin todavía me critico por no haberme enojado
Simplemente me despedí con un bueno…
Mientras mi segundo acto mecánicamente preparado
Fue regresarme a la barra del bar
Punto donde podía divisar mejor a la mujer que me había llamado la atención
Ella estaba sentada en un sofá
Sola
Bebiendo una Corona mientras leía en su ipad
Yo movía los dedos en la superficie de mármol
Como si tocara alguna sinfonía de Beethoven
La señorita que me servía los tragos
Me miraba sonriente
Tal ves y se había dado cuenta de la causa de mi inusual ansiedad
Después de pensar un rato
Le pedí que se acercara
Previamente
Le había solicitado un papel y una pluma
Allí había escrito unas cuantas oraciones
Una ves doblado
Le solicite que le llevara aquel mínima epístola
A la mujer que aun seguía leyendo
La chica lo hiso muy bien
Le entrego el papel
Aunque cuando la mujer le pregunto quien se lo enviaba
Y ella muy sincera me había señalado para responderle
Sentí aquella electricidad que sentía cuando estaba en el colegio
Y la niña que mas me gustaba
Me había besado sin saber yo el por que
Asi me sentí en ese momento
Y la sensación aumento
Cuando la mujer firmemente
Apuro su paso viniendo hacia mi
-hola buenas noches-dijo saludándome
-buenas noches dama-respondí-
Me llamo Natalie y tu?- añadió
Me dicen Andrés-realimente
Después de esta normal ceremonia de reconocimiento
Pasamos a conversar de temas ligados a nosotros
Ella preocupada por el planeta
Estudiante de ingeniería ambiental
Me instruía de todo el acontecer referente a su futura profesión
Me hablo de los bonos de carbono
De su ferviente admiración por unos cuantos activistas
Y de los proyectos que llevaba a cabo con su fundación
Eso si
Tardo mas de una hora en contarme menos de la mitad
Mas nunca dejo de mirarme
Con aquellos ojos cafés con miel
Haciendo gestos con sus labios
Como saboreándome
Ahora mientras yo le hablaba
Pensé mucho en si debía decirle mi verdadera profesión
Hubiese preferido decirle que era un abogado o algo por el estilo
Pues no quería aprovecharme de mi verdadero yo
Sin saber como me había hecho una fama de Casanova
Se me relacionaba con una, con otra, con su hermana y con su prima,
La verdad es que no era con ninguna ni con la otra
Que tiempo tenia para el amor
Si a lo único que me dedicaba era a escribir,
Pero esos rumores bastante fama me había hecho
Que estigma!
Mas aun accedí a contarle sobre mi
Al principio se enojo pues le había mentido sobre mi nombre
No me llamaba Andrés
Tampoco conviene que ustedes sepan como me llamo
Lo cierto es que la conversación se hiso eterna
Mientras cerveza, vino y buenas fumaradas de tabacos
Se iban consumando
Seria un mentiroso al decir que no me gustaba
Me gusto su boca
Me gusto su rostro
Me gusto su cabello corto
Ahh me gusto todita
Y fui tan feliz
Cuando algo que pasaba solo en fantasías
Sucedió
-ehh…quieres ir a mi apartamento-musito tímidamente
-si!!-rotundo le respondí
Al salir de bar
Me mostro su consentido
También me había contado sobre el en la conversación
Era un escarabajo color morado
Había sido restaurado
Y era un regalo de su abuelo…
Al llegar a su apartamento
Un lugar amplio
Donde se podía respirar verdaderamente
Y divisar desde el balcón una buena tajada de la ciudad
Puso música experimental
Mientras deliciosos inciensos
Hacían místico el lugar
Me dijo –bailas?
Movi mi cabeza afirmativamente
Y asi fue como su respiración me beso los oídos
Y sus nudillos empezaron a fundirse en mis sienes
Mis dedos se pasearon por sus caderas
Subiendo como ascensor
Mientras las luces de la ciudad
Sumada a la de una lunar bestial
Hacían de luz para nosotros
Bailamos por toda la sala
Comunicándonos con nuestros cuerpos
Y el sofá nos recibió
Y sin pensarlo nuestras ropas se hicieron polvo
Bese cada poro estremecido
Sus pezones eran fresas de chocolate
Todo su cuerpo olía a avena
Su hilo se derritió en lengua
Sus piernas definidas
Masajeaban mis sentidos
Mientras mis suspiros llegaban a su orquídea
Donde gimió su noche
Apoderada de mi
Como una niña defendiendo su subí y baja
Y bailaba
Y me enmudecía
Mientras sus manos surcaban
Mi entre pierna
Y ahí se mantuvo
Yo perdí su vista
Solo sentía su boca en mi
Escurridiza
Salvaje
Tan tierna
Me hiso caer
En su pecho erizado
Para coserla a mi de nuevo
Mientras le decía versos con mis ojos
Y asi llego se hiso día
Abrí los ojos
Seguíamos en el sofá
Ella seguía dormida en mi
Se imaginan como sonreí?
No por haberle hecho el amor
Si no por haberlo encontrado
Cuando lo que iba a publicar era un libro de desamor
Seria conveniente
Suprimirlo de mi laptop
Y escribir todo un poemario para ella
Mi erato…

Cita con un cadáver (micro relato)


El pueblo respira en su silencio, escasos susurros elaborados por el viento, son destilados por el molino que se refleja en el vacio del pastizal, por la escaza luz lunar, que desoladas se ven las estrechas calles de Calarca, no hay gatos con sus movimientos pardos de caza, no hay ratas dislocando su contextura gris para escapar del hambre felina, no hay ladridos de perros pulgosos y con sarna, no hay guardianes sin pistola y con aquel bolillo apolillado como única arma, no hay borrachos cantando mitomanías acostados en las aceras, no hay policías con miradas obscenas hacia las muchachas, no hay locos demagógicos pintando sus pantomimas en los oídos, no hay nadie, solo un hombre que se dirige a su trabajo en bicicleta, apurando los pedalazos, para llegar a tiempo al lugar donde lo requerían, pero a quien requieren a las 3.30 am? Quien podría ser tan necesitado como para levantarlo a esa hora? Lo cierto es que él no se hacia esas preguntas, ya había divisado el lugar donde se lo requería con urgencia, con su mente fresca y con un aire de positivismo innato, este ser entro al sitio como normalmente lo hace todas las madrugadas, a ver, lo que la muerte le había dejado, para decodificar su mensaje, en la piel fría, en los ojos desorbitados, de las fosas inertes…
El minutero del reloj hace su trabajo, con su estruendoso sonido, martilla en el mutismo del anfiteatro, allí un bosque de pies, con copos de papel marcado en sus pulgares, son la arboleda parca, cubierta por un manto de sabanas, que se ve a primera vista, pues el lugar es tan pequeño, que es necesario que no se mal utilicen los segundos, en cada autopsia realizada.
En el extremo de la habitación, había una cafetera algo destartalada que en un centro poseía el amado liquido marrón, tal ves el color crema del artefacto, se perdía con las tonalidades plateadas de las herramientas quirúrgicas, que colocadas en orden, reposaban sobre una mesa de aluminio, al lado de una tasa con una insignia que decía “la muerte no existe”. Dos policías hicieron su entrada, detrás de ellos unos campesinos algo asustados, traían un bulto envuelto en una pesada cobija afelpada, llena de manchas rojas, quizás sangre, quizás una guerra de jugo de tomate….
Con una extraña solemnidad, el hombre que había madrugado, aquel que siempre llegaba en bicicleta a su trabajo, estaba preparando sus miembros para realizar su labor, empezó por sus manos, termino en su boca, una vez listo, se ocupo del caso de los policías, dejando así, el cuerpo libre de aquella cobija de parches escarlatas, si había silencio, apenas el vio la figura sin juego existencial, hasta sus tripas hicieron una especie de mudez, una mujer-pensó para si, pero con cuantas de ellas había trabajado, a cuantas les había descocido el alma, a cuantas les había partido las pupilas, estrangulado los pezones, descuartizado los labios, solo para conocer la causa de su muerte, muerte que no tiene mas causa de la que la vida miente, pero esta mujer era diferente, esta mujer era bella, hermosa, toda una deidad, ahí maquillada por carmesís coagulados, por violáceos que se chorreaban por su piel, y que? Era tan bonita que hacia llorar, parecía que aquella nariz atractiva aun inhalaba y exhalaba aire, y su vientre perfecto, bailaba alegre algún soneto, el hombre no reaccionaba, no quería ser carnicero de tremendo diamante, solo quería que llegara el día, para ver el amanecer a través de la ventana, en compañía femenina, contento por que ella lo escucharía, y todas las respuestas las daría la composición de ninfa que ella tenia, cuantos piropos le abotonaría al oído, cuantas tazas de café compartiría con ella, tal ves y le regalaría un tabaco, le diría que tenia unas manos muy suaves, que la muerte le sentaba muy bien, y que ya no necesitaba ese vestido malva en sus poros, le cantaría, le besaría las mejillas, le contaría chistes, la llevaría al balcón a ver las estrellas acostados, le inventaría nombres nuevos a cada una de sus partes, la haría feliz antes de que sus miembros se derritan, antes de que la piel se marchitara, volviéndose un caldo, un jugo de aromas delirantes para el olfato, para después ser calaveras sin rosas, osamentas con paños de tierra, pero había que aprovechar el tiempo, había que volar en el intento, así que el hombre se fue al baño, se puso galante, acerco una silla a la camilla, y en ves de hacer todo lo que había pensado, simplemente se quedo dormido en los pechos de ella, esperando tal ves escuchar el aliento, esperando que ella le besara, y le dijera que mejor se era estando muerto.