
Quemado en tu sombra
Ardiendo en la anarquía de tu cuerpo
Levitando como péndulo del viento
Por los rasgos corpóreos del orgasmo
Cuando tu mirada aniquila mis labios
Siendo estos todos tuyos a la hora del desayuno
Tus manos misteriosas
Suben
Bajan
Se mantienen constantes
Por cada poro titilante
Por cada beso que mutila mi alma
Tu cabello rojo naranja
Acaricia mis estigmas
Controla mi veneno
Y me regala el lienzo de tus ojos en la sabana
Vienes
Te acercas
Me rezas mil y un placeres
Mientras destrozas el kiwi con tus dientes
Diamantes hermosos
Que hacen toda una joya renacentista de tu lengua
Esta me regala
Sus lamidas ciegas
Colonizando mis arterias
Produciendo mis fríos entumecidos
En la vanguardia de la desmesura
Que pinta los cuerpos derretidos
Mientras la noche se exilia
En los zumbidos de tu sensualidad infinita.
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